Vuelta al pasado.
A veces, cuando estamos bien, pensamos que nada puede irrumpir en nuestra calma, o al menos, que no puede irrumpir algo conocido, pues está más que superado. A lo largo de la vida debemos afrontar diversos obstáculos, algunos más grandes que otros, pero nadie te prepara para cuando algo del pasado que te hizo daño, vuelve. Y es más, nadie nos prepara para ese sentimiento que queda cuando algo que entendíamos estaba más que superado, vuelve de nuevo, en forma de tormenta, o quizás de algún fenómeno superior, no sabría calificarlo.
Como es algo que se tiende a olvidar, nos impacta más de lo que debería. Vuelven de nuevo hechos, personas, actos, sentimientos, que una vez tuvimos y que superamos, con mayor o menor fuerza. Y ahora estallan en tu interior deshaciéndote desde dentro sin que puedas hacer nada, sin que ese o esa tú del presente pueda hacer nada.
¿Es duro? Sí ¿Pasa en algún momento? También. Siempre lo digo. Tutto passa. Todo, hasta de lo que pensamos que nunca saldríamos. Y no estoy diciendo que los problemas desaparezcan, sino que aprendemos a convivir con ellos. Eso es lo que se debe hacer, aprender a convivir de nuevo. Da igual las veces que ese pasado vuelva, necesitamos aprender a convivir con ello, y además, con una ventaja: ya no somos las personas que éramos, sino que somos las que somos en este preciso instante. El tiempo y la experiencia es nuestra mayor herramienta para deshacernos victoriosos de algo que sin razón nos atrapa.
Pero tampoco seáis malos con vosotros mismos. No debemos enfadarnos por no saber afrontar determinadas cosas, pero como he dicho ya: todo pasa y nadie nos enseña.
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